Henrich Keller, un exquisito pergamino

BlackChapel miniatures19/03/2014
Hola a todos.

Hoy por fin ve la luz algo, que llevamos mucho tiempo trabajando y poniendo mucho esfuerzo y pasión en ello.
Estamos construyendo un mundo lo más complejo y realista posible, y trabajando sobre todo en los detalles como el trasfondo, la historia, la geografía, los mitos, las creencias o la religión. En fin, queremos dar a nuestro trabajo la mayor profundidad y profesionalidad posible.

Hoy os presentamos por fin el mapa completo de Altreich.
Y también el primero, de una serie de relatos que tienen como protagonistas un joven aprendiz, llamado Henrich Keller y a su Maestro. En esas conversaciones, a menudo guiadas por la insaciable curiosidad del joven, el Maestro comparte tanto su sabiduría y experiencia, como sus creencias e interpretaciones sobre este complejo mundo lleno de sombras.

En éste enlace podéis leer el relato completo:
Henrich Keller, un exquisito pergamino.

Esperamos que os guste.

Altreich en el año Año 1205 del antiguo calendario,
cartografiado por el famoso Mathias Vogt.

–Mi querido Henrich, ven a ver esta maravilla, – dijo el Maestro especialmente entusiasmado, examinando un extraño pergamino cubierto de símbolos y dibujos. –es un trabajo increíble, una joya.

El joven aprendiz cerró sin pensar el denso tomo que estaba estudiando y acudió a la llamada del Maestro azotado por su insaciable curiosidad.

El Maestro se encontraba cerca del ventanal disfrutando de su nueva adquisición bajo la cálida luz que procedía del exterior. A medida que el joven se acercaba pudo vislumbrar un poco el contenido, lanzando preguntas al aire según surgían en su cabeza.

–¿Que es...? ¿Dónde...? No será un...

–Ahora verás. –le dijo el Maestro, sabiendo lo alto que volaba la imaginación del joven.

El Maestro colocó el pergamino en el escritorio con exquisito cuidado, y fue entonces cuando Henrich comenzó a comprender, pudo leer muchos nombres conocidos junto a dibujos de ciudades, ríos y montañas.

–¡Es un mapa!

El estallido de entusiasmo del joven hizo que el Maestro soltara una carcajada.

–Y no uno cualquiera, esta maravilla moderna...


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